Soñé que el paisaje me miraba

Soñé que el paisaje me miraba es un trabajo inédito concebido especialmente para esta exposición. Para ingresar al espacio, reconociendo que el MAMBO está construido sobre territorio muisca, los visitantes deben atravesar un umbral tejido en fique elaborado con una técnica indígena tradicional; un dispositivo visual que señala la entrada a una nueva dimensión.  

La instalación cuenta con una proyección de tres videos sobre una estructura triangular que descansa en un cúmulo de tierra, cubriendo parcialmente las pantallas. La tierra proviene de la casa de la familia de Mitrani en Chía, lugar donde la artista pasó la mayor parte de su cuarentena el año pasado. Este material también sirve como superficie de proyección de imágenes de hongos en continua formación, deformación y transformación. 

El video que se presenta en esta exposición está concebido como un bucle alucinógeno dividido en tres capítulos, cada uno acompañado por un texto. Hábilmente, Mitrani configura un caleidoscopio con imágenes filmadas en Chía; ella cantando a un grupo de caballos, desprendiéndose de su cabello mientras lo entierra junto a un cuarzo, con fragmentos de la película holandesa From the Realm of Crystals, 1927, de Jan Cornelis Mol, en donde se muestran los procesos de cristalización de varios químicos. La artista edita y alterna estas imágenes con nuevas animaciones, como palmeras que caminan por la playa y rocas que respiran.

Soñé que el paisaje me miraba es un dispositivo óptico que invita al espectador a sumergirse en un viaje hipnótico suspendido entre la realidad y la ficción, y entre lo personal y lo público, gracias a una narrativa espontánea no lineal.

A lo largo de los años, Mitrani ha desarrollado un estilo audiovisual único en el que emplea una narrativa figurativa, humorística y psicoanalítica con la que comunica una variedad de emociones, que van desde lo excesivo hasta lo absurdo y lo melodramático, recontextualizando gestos, escenas y objetos cotidianos dentro de un ámbito onírico.